El tema central de mi investigación ha sido identificar situaciones en las que la reproducción de machos y hembras entra en conflicto. En la reproducción sexual, uno de los sexos generalmente invierte más en la producción y el cuidado de la descendencia que el otro. En los mamíferos, este suele ser el caso de las hembras, debido a los altos costos de la gestación y la lactancia. Este desequilibrio conduce a estrategias reproductivas en conflicto entre machos y hembras, dentro de un marco teórico conocido como conflicto sexual. Además de identificar estas situaciones en diferentes especies de mamíferos, me interesa comprender cómo se manifiesta este conflicto en términos de fisiología y comportamiento. Gran parte de mi trabajo se centra en las contramedidas femeninas ante tácticas reproductivas coercitivas por parte de los machos, como el infanticidio. Esto incluye estrategias como la terminación del embarazo mediada por la presencia de machos (en hembras preñadas) y la fertilidad engañosa (en hembras lactantes). En última instancia, mi objetivo es incorporar estas estrategias en modelos evolutivos que puedan predecir los sistemas sociales en los mamíferos.
Abordo esta investigación desde una perspectiva evolutiva, utilizando un enfoque comparativo (es decir, examinando la misma pregunta en diferentes especies) y mecanicista (por ejemplo, analizando perfiles hormonales fecales). Mis sujetos de estudio han sido primates no humanos (babuinos, geladas y – recientemente – capuchinos) que viven en su entorno natural en África y América. Estos primates son ideales para estudiar porque son animales altamente sociales con un alto grado de sesgo reproductivo. En otras palabras, no todos los individuos tienen la misma probabilidad de reproducirse (la principal “moneda” de la evolución), por lo que mi línea principal de investigación busca entender por qué algunos individuos tienen más éxito reproductivo que otros.